La Salvación, es el regalo de Dios para nosotros y es necesario aceptarla. No podemos pagar por nuestros pecados por medio de las buenas obras o mejoramiento personal. Sólo al confiar en que Jesucristo es la oferta de Dios para el perdón de nuestros pecados, podemos ser salvos de su penalidad. Cuando nos volvemos de una vida auto controlada, a una vida controlada por Cristo, somos salvos. La vida eterna, empieza en el momento en que uno recibe a Cristo como su Salvador y Señor.
(Romanos 6:23; Efesios 2:8-9; Juan 14:6; 1:12; Tito 3:5; Gálatas 3:26; Romanos 5:1)